-¿ Verdad que le quieres cómo si la hubieras parido?
La típica pregunta, tras la cual todos esperan el típico sí., me llevó internamente a un no que quiero compartir desde estas líneas con todos vosotros.
- No, no le quiero como si la hubiera parido. De hecho, le quiero bien, bien, como si le hubiera adoptado.
Los primeros recuerdos que tengo de mi hijo son la sonrisa de un niño de dos años y medio, al vernos por primera vez; la mirada de muchos otros niños contemplando, el milagro de nuestro encuentro y esperando el suyo; los abrazos en las piernas de esos pequeños llamándonos "papá, mamá", "papá, mamá" intentándole dar como mínimo voz de deseo... Todas las emociones que vivimos cuando fuimos a buscar a nuestra hijo, todas aquellas lágrimas incontenibles, todas aquellas risas que consiguieron vencer, finalmente, tanta y tanta tristeza, no se sienten cuando pares un hijo. El embarazo y el parto, cuando la mujer los vive con pleno protagonismo, con todos sus deseos, son una experiencia maravillosa, un auténtico milagro, un triunfo salvaje, la más merecida y gran victoria....Pero aún así ¿quién podría olvidar jamás la tristeza de aquellos pequeños ojos, ausentes y perdidos por no tener a nadie, que se llenaron, poquito a poco, junto a papá y a mamá, con la luz eterna de la risa?
No, nunca la podría querer como si le hubiera parido, porque es demasiado grande el privilegio, la emoción, de haberle adoptado. Necesitaba él tanto unos padres!!! Deseábamos nosotros tanto un hijo!!! ¿Es que puede haber algo más emocionante, más perfecto, que ese encuentro?"
pd...si, quiero, y adoro a mi hijo como si le hubiera adoptado...y bien orgullosa que estoy de ello, por todo lo que me da cada dia, por cada sonrisa suya, por cada vez que me dice que me quiere "hasta el infinito"
por que es sencillamente maravilloso...
La típica pregunta, tras la cual todos esperan el típico sí., me llevó internamente a un no que quiero compartir desde estas líneas con todos vosotros.
- No, no le quiero como si la hubiera parido. De hecho, le quiero bien, bien, como si le hubiera adoptado.
Los primeros recuerdos que tengo de mi hijo son la sonrisa de un niño de dos años y medio, al vernos por primera vez; la mirada de muchos otros niños contemplando, el milagro de nuestro encuentro y esperando el suyo; los abrazos en las piernas de esos pequeños llamándonos "papá, mamá", "papá, mamá" intentándole dar como mínimo voz de deseo... Todas las emociones que vivimos cuando fuimos a buscar a nuestra hijo, todas aquellas lágrimas incontenibles, todas aquellas risas que consiguieron vencer, finalmente, tanta y tanta tristeza, no se sienten cuando pares un hijo. El embarazo y el parto, cuando la mujer los vive con pleno protagonismo, con todos sus deseos, son una experiencia maravillosa, un auténtico milagro, un triunfo salvaje, la más merecida y gran victoria....Pero aún así ¿quién podría olvidar jamás la tristeza de aquellos pequeños ojos, ausentes y perdidos por no tener a nadie, que se llenaron, poquito a poco, junto a papá y a mamá, con la luz eterna de la risa?
No, nunca la podría querer como si le hubiera parido, porque es demasiado grande el privilegio, la emoción, de haberle adoptado. Necesitaba él tanto unos padres!!! Deseábamos nosotros tanto un hijo!!! ¿Es que puede haber algo más emocionante, más perfecto, que ese encuentro?"
pd...si, quiero, y adoro a mi hijo como si le hubiera adoptado...y bien orgullosa que estoy de ello, por todo lo que me da cada dia, por cada sonrisa suya, por cada vez que me dice que me quiere "hasta el infinito"
por que es sencillamente maravilloso...
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