En la actualidad soy madre, y aunque tengo hijos propios, el anhelo de adoptar uno siempre ha estado en mí. La información que he recogido sobre el tema me ha ayudado mucho, pero ante todo, conocer a Edurne. Mi primer contacto con ella ha sido a través de un ‘chat’ de adopción. Edurne y su marido no han podido tener hijos biológicos. La esperanza de ser padres no se desvaneció gracias al consejo de una persona próxima, “Hija, si en el mundo hay muchos niños que buscan papás, adopta uno”. El deseo de adoptar no es suficiente para iniciar un trámite de adopción. El menor tiene que haber sido previamente declarado adoptable por la autoridad competente. La burocracia varía según la nacionalidad del niño. Edurne y su pareja optaron por Ucrania.
Queda 'mucho camino por recorrer'. El siguiente trámite es confeccionar un expediente que se remite al país de adopción, se adjunta el certificado de idoneidad, informe psicosocial, antecedentes penales, certificado de matrimonio, el de ingresos, certificado Médico oficial, copia D.N.I. y pasaporte, permiso de residencia y entrada de menores. Edurne y su marido, tras preparar minuciosamente el expediente, compulsarlo ante notario y traducirlo, lo mandaron al Centro de Adopciones de Kiev, en Ucrania. Transcurrido un mes, su abogado les informó que tenían asignado un numero de registro. A partir de aquel instante se inició una nueva espera que se alargaría hasta recibir una citación procedente del Centro. “Ya hemos dado dos pasitos más, pronto te tendré entre mis brazos”. Edurne hablaba con su futuro hijo como si lo llevara en sus entrañas.
Es imposible contabilizar el tiempo de demora semanalmente, ni tan sólo por meses. Un embarazo a término se prolonga entre 38 y 42 semanas. La tardanza aproximada para adoptar en España es de nueve años. La internacional varía según el lugar de procedencia del menor. Países del Este de ocho a veinte meses, Hispanoamérica de ocho a treinta y Asia de ocho a quince meses. Admiro el tesón de las personas que han iniciado un proceso de adopción. Cuando se lo transmití a Edurne me contestó," Nos sentíamos privilegiados. Cada trámite realizado era un paso hacia nuestro hijo”
Llegó el gran día, les citaron en Ucrania. Edurne y su marido no conocían a su futuro hijo. El centro de adopciones de este país no asigna los niños con anterioridad. Los futuros padres lo ‘eligen’, a través de un expediente, el día de la reunión.
“Emprendimos el viaje de nuestra vida”, dice Edurne. Llegó el día de la citación en el centro de adopción, o como califica la pareja, ‘ La casa de los niños’. “Lloré de impotencia, frustración, tristeza, tensión, angustia, injusticia, dolor. No sé por cuantas razones lloré, estaba destrozada”. El encuentro no salió bien. La cita puede fallar porque los niños, “que te ofrecen”, no están bien de salud o faltan documentos. Se solicita una segunda reunión. Para la pareja el segundo intento llegó tres días después, momento en que les enseñaron doce fichas correspondientes a doce niños. “ Vimos su carita en una foto diminuta. Enseguida supimos que era él. Abrieron una puerta y allí estaba, nuestro hijo. Él no lloraba. Yo no podía dejar de temblar, era la primera vez que lo abrazaba”, cuenta Edurne.
El último requisito para alcanzar la adopción plena es un juicio en el país del menor . El juez se dirige a los futuros padres para preguntarles a cerca del informe de idoneidad, del psicosocial y aspectos relacionados con su entorno y vida personal.
El menor es oficialmente hijo de los adoptantes tras la aprobación del juez
Le pregunté a Edurne en qué instante sintieron que la espera realmente había terminado. “Empezamos el 13 de octubre de 2003, el juicio fue el 6 de noviembre de 2006. Ese fue el día”.
En cuanto a la parte económica, el gasto total en una adopción internacional, oscila entre los 24.000 y 30.000 euros. Una cantidad que no es asequible para todos, aunque si es posible costearlo “no es un problema”, como dice Edurne. La adopción nacional es gratuita, aunque la espera es mucho mayor.
El proceso de adopción no es fácil, se necesita mucho empeño, fuerza, ilusión, esperanza y ante todo paciencia, aun así, adoptar un pequeño va más allá de la felicidad de los futuros padres, es ofrecer una familia a un niño que la necesita.
1 comentario:
Una entrevista preciosa ...me he emocionado leyendo todo lo que habeis pasado para poder ser aptos .
Es una pena que os hayan estado pribando a ambos de ser plenamente felices.
Ademas hay hijos biologicos que no se sienten tan queridos ni tienen la familia que habeis creado vosotros .
Es una injusticia que se tenga que pasar por todos esos tramites ,cuando los niños estan sin un entorno familiar estoy de acuerdo que no os van a dar un niño como el que da un gatito ..pero por favor faciliten las cosas que el que quiere adoptar quiere con todoas las consecuencias .
Un millon de bicos wapos .
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