El avión que tenia que llevarlo a casa era muy grande. Uno de Aerolineas Ucranianas. La madre apretaba a su hijo contra su pecho y el padre le prodigaba tiernas carantoñas.
- Julen, cariño - le susurraban-, muy pronto estaremos en casa...
El avión empezó a rugir más fuerte que el viento del Norte y, segundos más tarde, empezó a elevarse, rumbo a Durango.
-Fijaos - dijo el padre-, hay un pájaro muy bonito que parece que nos siga...
Julen reconoció enseguida a Karabá, quien se despidió de él sacudiendo sus alas de seda.
-Buen viaje, pequeño - le dijo el pájaro-, estás a punto de llegar al mejor nido del mundo: ¡tu casa!
-¿Tú no vienes conmigo?
- No puedo, bonito, debo mostrar muchos nidos a muchos otros niños y niñas como tú... pero no temas, el viento del Norte te acompañará. Cuando lo oigas soplar, ¡acuérdate de mí!
Y el avión empezó a tomar velocidad y altura hasta que la tierra, desde la ventana del avión, parecia una alfombra descolorida y llena de puntitos borrosos.
1 comentario:
muy bonito el cuento Edurne , Carabá tambien guiara a mi niña hacia nosotros....besitos al principe Julen.....besitos para ti tambien.
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